Las protestas, acompañadas con amenazas de retirarse del partido sguió con el lanzamiento de almohadillas y botellas por parte del público local, alcanzando una al técnico visitante Miguel Muñoz, hechos que ocasionaron la suspensión del encuentro. En las contiendas deportivas, los encuentros disputados entre ambos equipos en siguieron teniendo un predominio blanco, dejando en la historia una nueva polémica arbitral correspondiente a la final de Copa disputada en el Nuevo Estadio de Chamartín en 1968. Durante el mismo, «los blancos» reclamaron dos claros penaltis no concedidos por el colegiado Antonio Rigo, hecho que propició el lanzamiento de botellas desde la grada quedando desde entonces recordada como «la final de las botellas».