Este será su verano, como el de 1953 fue el de la Saeta Rubia. Al madridista solo le queda esperar, algo que odia, como lo odiaba don Alfredo. Para los españoles la antigüedad gloriosa que merodea por todo el país significa muy poco. Es un conglomerado de edificios antiguos y gente que se busca la vida, donde el único poder que late es el político, un poder oscuro y blindado que no persigue más que su propia supervivencia.